20 de junio de 2010

I've got a secret.

La luz del amanecer comenzaba a colarse por entre las rendijas de la persiana bajada. Se removió, un tanto incómodo en la cama deshecha, intentando volver a dormirse, aunque sabía que aquella batalla ya la había perdido desde el momento que sus ojos claros se toparon de nuevo con el pálido techo.
Un tanto malhumorado, Seth se levantó de la cama y miró a su alrededor, un tanto confuso. El caos que reinaba en cada rincón le hizo sonreír y recordar la noche pasada. ¿De verdad se había emborrachado tanto como para liar tal barbarie? Soltó una risa irónica y se acercó a la mesilla, con la intención de encenderse un cigarrillo. Mientras se encontraba en pleno proceso, escuchó a su espalda un bostezo, seguido de una risilla traviesa. Se giró a tiempo para observar, encima de su cama y tapada por la fina manta, a una joven de cara aniñada. La silueta de su cuerpo se marcaba, formando un excitante escenario para cualquier hombre; pero Seth ya había disfrutado de ese manjar, y no pensaba volver a repetir.
- Buenos días, cariño. -susurró la chica, echando su larga melena hacia atrás. Su provocación era poco sutil.
- Será mejor que te vayas. Tengo que ir a la facultad. -el susodicho se levantó y caminó hacia la ventana.
- Oh, vamos -ronroneó ella-. ¿No deseas pasarlo tan bien como anoche?
- Creo que "tan bien" no puede definir lo que ocurrió. Estuvo bien, nada más -se giró y la miró a los ojos durante unos segundos- Ahora, vete.
La chica se levantó, enfurecida, y comenzó a recoger su ropa esparcida por la habitación. Seth la observaba impasible, mientras la nicotina recorría cada poro de su cuerpo. Un brillo de diversión se reflejaba en sus fríos ojos grises, debido a la reacción que tan bien conocía por parte de ellas.
- Eres un maldito capullo. -escupió la chica, mientras se calzaba sus ataviados tacones oscuros.
- No esperaba menos. -él sonrió ante el cumplido que este insulto conllevaba.
La joven, cuyo nombre no recordaba ni deseaba hacerlo, se levantó, ya vestida y preparada. Comenzó a caminar hacia la puerta de entrada, taconeando furiosa el parqué del suelo. Aún con la mano en el pomo, se giró y, irradiando sentimientos de odio, se dirigió por última vez a Seth.
- Algún día conocerás a alguien especial, te enamorarás y espero estar delante para cuando te jodan el corazón -apenas sonó como un susurro, pero el susodicho pudo escucharlo perfectamente-. Cabrón.
Acto seguido, la chica desapareció, como muchas otras tantas lo habían hecho en su vida.
Seth se volvió hacia la ventana y comenzó a observar el cielo. Las últimas palabras de la joven rondaban por su cabeza. Los recuerdos se agolpaban en el muro de su mente, a punto de salir a la luz de nuevo.
"No. Eso no ocurrirá otra vez."
Le dio la última calada al cigarro antes de tirarlo. Meneó por un momento la cabeza, espantando todo fantasma del pasado, y cerrando la llave de sus emociones.
No. Eso no iba a repetirse jamás.