18 de enero de 2010

Instead of a Hollywood horror I


La fiesta parecía prolongarse más de lo que ella deseaba, aún cuando no había puesto demasiados impedimentos a sus amigas.
Sabía que se lo debía de otras veces que las había dejado tiradas y, al fin y al cabo, el cuerpo siempre pedía despejarse de vez en cuando, aunque la actitud de la mente tendiese a ser algo más solitaria.
El sitio estaba bien ambientado, la música era bastante buena y su amiga Samantha le había pedido una bebida que le ardía en la garganta, aunque el dulce sabor que regalaba a su paladar hacía que lo anterior no le importase lo más mínimo.
Aún así, sentía que le faltaba algo. ¿Nieve, quizás?
Lizzie no pudo reprimir una sonrisa ante el recuerdo de aquella extraña mañana de sábado; quizás una de las más extrambóticas de su vida. Había casi agredido a un joven dependiente y fumado un cigarro con un casi desconocido, denominado con el nombre de Alexandro. Alex para los amigos, suponía.

- En serio, Anne, no quiero que me presentes a nadie. -la voz suplicante de Lizzie resonaba por la estridente música, mientras era arrastrada por una de sus "queridas" compañeras.
- Son muy majos. ¡Vamos, mujer! -recriminó Samantha, moviendo su pelo al volver su cara hacia la rubia-. Deja de comportarte como una estrecha.
La aludida frunció el ceño antes de sentirse verdaderamente ofendida.
- ¿Perdona?
Antes de que pudiese escuchar la contestación de su amiga, la plantaron delante de dos chicos, cuyos rostros parecían algo macabros por la poca luz del lugar. Uno de ellos la observaba con los ojos brillantes, esperando, quizás a que fuesen formalmente presentados.
- Seth, ésta es Lizzie. -Anne levantó una mano y señaló a la rubia, la cual se encontraba un tanto cohibida por la situación.
El joven de los ojos brillantes se adelantó unos pasos y se pudo apreciar en su rostro, a la tenue luz de los focos brillantes, como una sonrisa algo grotesca se pintaba en su boca. Lizzie se sintió un poco desconfiada ante aquel alarde de socarronería, pero, aún así, se tragó sus prejuicios y le estrechó la mano.
Poco después le presentaron al otro chico de la derecha, cuyos ojos parecían tímidos ante la visión de las tres chicas. Su nombre era Adam y parecía menos arrogante que el anterior. Esto hizo que la rubia se relajara un poco y se sentara en una butaca alta que estaba cercana.
Estaba disfrutando de la música, por fin un poco más en su mundo, cuando observó como un chico de pelo castaño se acercaba deprisa, con un par de cervezas en sus manos grandes. Su aspecto informal le daba frescura y naturalidad, a la vez que su sonrisa mostraba sinceridad por doquier.
Lizzie no pudo evitar levantarse y tirar, con ello, su bolso.
El joven levantó la mirada al escuchar el estruendo y su rostro se quedo apenas inexpresivo.
- ¿Lizzie?
Las miradas de ambos se congelaron en aquel instante. Segundos y segundos.

Forever isn't long enough in the company of you

1 comentario: