19 de febrero de 2010

Before the disaster.

- ¿Crees de verdad que no lo sé? -una risa sarcástica se escapó de su mueca. No le apetecía hablar los sábados por la mañana tan temprano. Siempre le dolía la cabeza.
Movió la cabeza, con evidente molestia y miró enfurecida el teléfono, como si tuviera la culpa de que su interlocutora se encontrase gritando como una energúmena.
- Sí, Lizzie, te estoy escuchando. Sí, Lizzie, tienes razón. Sí, estoy afirmando lo que estás diciendo -Anne puso los ojos en blanco, casi de forma inconsciente-. ¿Perdona? ¡Borde! No me extraña que no consigas sacarte un novio ni jugando a la ruleta rusa.
Chillidos aún mayores. Anne comienza a reír.
- Vale, vale, perdona, ¿eh? -cogió una gran taza humeante con la mano libre-. Prometo que lo haré. ¿Doble de chocolate con virutas de coco? Oh, vamos. De acuerdo. Vale. ¡Que sí, pesada! Adiós.
La morena movió la melena y tiró el pequeño aparato encima de la cama, con toda la energía que le fue posible. Apenas se hubo sentado en el alfeizar de la ventana y se encontraba tomándose su chocolate caliente, cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo.
- ¿Piensas seguir insultándome y comportándote como una maldita psicótica, o me veré obligada a llamar a la policía? -Anne resopló todas aquellas palabras como si estuviera cansada después de una larga hora corriendo por el parque.
- ¿Qué clase de amigas te gastas? -una voz masculina se escuchó al otro lado de la línea.
La susodicha se ruborizo ante la equivocación y murmuró un taco por lo bajo.
- Sabes que no me gusta que digas palabras malsonantes. -le recriminó la misma voz.
- Lo siento papá. -canturreó Anne-. ¿Cuál es tú intención al llamarme un sábado por la mañana? No pienso dejarte mis apuntes, Adam. Lo sabes, ¿verdad?
Un silenció inundó la línea y se notó como él escondía una sonrisa.
- Dijiste que pensabas ayudarme con Epistemología, y me indicaste que te llamase hoy, ¿lo recuerdas? -sonó con un deje de desdeño.
Fue como si acabasen de pegar a Anne con un gran martillo en el estómago.
- Oh, em, claro, por supuesto... ¿No creerás que se me había olvidado?- "Mierda, se me había olvidado completamente, joder!"-. Pero, antes tengo que pasarme por un sitio, ¿no te importa verdad? -su voz sonaba suplicante y eso hacía que se avergonzase- Nos vemos a las 12 en la biblioteca de la universidad.
Él hizo como que se tragaba aquella mentira. No quería enfadarla, por el momento.
- No quiero que vengas insultándome ni comportándote como una maldita psicótica, ¿vale? -Adam imitó su voz como un perfecto maestro. Su risa fresca se escuchaba a través de la conversación-. O me veré obligado a llamar a la policía.
- Estúpido. -contestó Anne, antes de colgar y meterse en la ducha, a toda prisa.
La música sonaba de fondo en su pequeño y hogareño piso del centro de la ciudad. Los rayos de la mañana acariciaron su pelo y su nueva sonrisa. El dolor de cabeza había desaparecido después de la última llamada.
"Estúpido, estúpido, estúpido."

1 comentario:

  1. e_____________________________________________e


    que adourableh, no me esperaba a lizzie tan gritona XD

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